13 abril, 2006 

1001 Discos que hay que escuchar antes de morir – Robert Dimery

Seleccionados y comentados por 90 críticos internacionales
Prefacio de Michael Lydon, cofundador de Rolling Stone

Título original: 1001 Albums you must hear before you die

Edición española: Ediciones Grijalbo, 2005

Cuando encontré este libro me entusiasmé. Como fan del rock – y a esta altura de la música en general – era imposible que no me entusiasmara. Un rápido vistazo al precio me hizo dudar y dejarlo para otra ocasión.
Muy poco tiempo después lo encontré en Mercado Libre mucho más accesible y lo compré.
Es una interesante selección, arbitraria y discutible como todas las selecciones, de 1001 discos desde 1955 hasta 2005, ordenados en forma cronológica por década. Comienza con In The Wee Small Hours de Frank Sinatra y termina con Get Behind Me Satan de The White Stripes.
Podremos estar de acuerdo o no con algunos discos. Seguramente no son todos los que están ni están todos los que son. En los primeros años la mayor parte de los discos incluídos son de jazz. Luego la proporción se orienta gradualmente al rock. Es como si en los últimos años los discos de jazz no hubiesen sido lo suficientemente buenos como para competir con los de rock, lo que es absolutamente falso. Están los que vendieron mucho, los que no pueden faltar en ninguna discoteca, los que no vendieron tanto pero influyeron a los que vinieron después que sí vendieron. Muchos ni los conocía, y justamente ahí está lo más interesante, poder descubrir algún nuevo-viejo álbum. De todas formas hay discos que no se termina de entender del todo por qué están, y hay algunas omisiones increíbles. Por ejemplo, en varias reseñas se menciona a Quadrophenia de The Who como influencia… ¡pero Quadrophenia no figura! Los artistas más representados son The Beatles (cuándo no), Bob Dylan, David Bowie y Neil Young con siete discos cada uno. En el otro extremo, de alguien tan indiscutiblemente influyente como Frank Zappa sólo hay tres discos; incluso el último que figura es Hot Rats de 1969, lo que descarta toda su producción posterior. Pero de Elvis Costello (un favorito de los críticos aunque no voy a negar que también tiene su influencia… ¿pero más que Frank Zappa?) hay seis. Por supuesto el rock progresivo de los ´70 apenas aparece, aunque algo más de lo que podría suponerse en esta clase de publicaciones hechas por críticos musicales, que como ya sabemos detestan completamente el rock sinfónico. Así y todo hay tres discos de Yes, dos de Emerson, Lake & Palmer (aunque no los mejores…) dos de Genesis, dos de King Crimson y sólo uno de Jethro Tull. Con Van Der Graaf Generator y Peter Hammil no se animaron. En cambio el rock pesado/heavy metal no sale tan mal parado. Tres de Deep Purple, tres de Black Sabbath (¡pero no está Sabbath Bloddy Sabbath!), cuatro de Led Zeppelin, dos de Motörhead, cuatro de Metallica, tres de Megadeth, dos de Iron Maiden y varios más. El género más ignorado es el jazz-rock. Sacando los discos de Miles Davis que le dieron el puntapié inicial al género (In A Silent Way y Bitches Brew) el único que figura es Heavy Weather de Weather Report. Nada de Return To Forever o Mahavishnu Orchestra. En comparación hay demasiados discos de rap y hip-hop. Y realmente no se si escuchar antes de morir Baby One More Time de Britney Spears o Justified de Justin Timberlake… creo que podría pasar feliz a mejor vida sin tener que sufrir eso, pero ahí están.
Haciendo un análisis rápido podemos ver la distribución de discos por década:

1954 – 1959: 23 discos 2,29 %
1960 – 1969: 151 discos 15,08 %
1970 – 1979: 279 discos 27,87 %
1980 – 1989: 210 discos 20,98 %
1990 – 1999: 239 discos 23,88 %
2000 – 2005: 99 discos 9,89 %

Queda claro por las proporciones que la época dorada de la música grabada es la década del ’70, aunque el mismo tipo de críticos que hizo la selección la señale como la peor.
La edición española viene bien presentada, encuadernada en tapa dura y con una cubierta con una foto de Sid Vicius… quizás lo menos representativo de lo que es realmente un músico como para figurar en la tapa de un libro asi, pero ya se sabe, hay que vender. La edición original en inglés viene con una cubierta diferente. En el interior un 80 % de los discos cuenta con una pequeña reproducción del arte de tapa y un 50 % con la lista de temas incluidos. También hay varias excelentes fotografías de algunos artistas a página completa.
Lamentablemente también hay varios errores en las reseñas. A los achacables a la edición original, como integrantes de las bandas equivocados o fechas incorrectas, se les suman los de la edición en español debido a que la traducción es sencillamente horrible. Errores de género en los integrantes de las bandas, ya que en inglés el “they” será neutro, pero en español “ellos” y “ellas” es bastante diferente. Que Scissor Sisters aparezcan como “las Scissor Sisters” solo para citar un ejemplo, es un error grosero. Por suerte The Go-Gos zafaron de ser consideradas hombres. Por último que en esta época de composición digital haya que tolerar errores de armado es increíble. La reseña de Siamese Dream de The Smashing Pumpkins no aparece porque en su lugar está la de Mellon Collie And The Infinite Sadness, que se repite cuando le toca el turno. De la misma forma en lugar de If You’re Feeling Sinister de Belle And Sebastian está la de Tigermilk, que ya había aparecido unas páginas antes. El arte de tapa original de Pieces of the Sky de Emmylou Harris reaparece erroneamente en Red Dirt Girl, un album editado 25 años después. Parece que algunos correctores llevan el uso del “copy/paste” más lejos de lo recomendable…
Resumiendo, si son coleccionistas de discos, fanáticos de la música que va de la segunda mitad del siglo XX hasta ahora o recopiladores de datos sobre los artistas, no pueden dejar de tener este libro. Si no lo son, mírenlo en la librería y pasen de largo.


Lista completa de los 1001 discos

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