Sobre la destitución del Jefe de Gobierno
CroMagnon podía haberle pasado a cualquiera, llámese Ibarra, Macri o Carrió. Le tocó a Ibarra. Por supuesto, la escoria política no podía desaprovechar una oportunidad semejante. Se saltaron todos los escalones de la justicia con el único propósito de descabezar al gobierno de la ciudad y tumbar a su Jefe de Gobierno. Lo lógico hubiese sido empezar por el imbécil que tiró las bengalas, seguir con el dueño del lugar, los inspectores que firmaron la habilitación, sus supervisores, y toda aquella persona que pudiese estar involucrada hasta llegar eventualmente a la autoridad máxima de la ciudad. Pero de la forma en que se hizo no es más que un golpe, civil, pero golpe al fin. Escudándose en “la justicia, la constitución y la democracia” la corporación política hizo leña del árbol caído y de esa forma evitó nuevamente que la bola de nieve se les vuelva en contra a todos. Viven difamando continuamente a sus contrarios, pero cuando algo los amenaza unen filas inmediatamente. De esta forma no llama la atención que en estos días el discurso de Carrió sea tan similar al de Macri. Como habitante de la Capital Federal me siento asqueado por lo que pasó. En la búsqueda de un chivo expiatorio y manipulando el dolor ajeno de una forma horrenda los legisladores de la ciudad se cagaron en el pueblo e hicieron “justicia por mano propia”. No voy a hablar de sus discursos porque no vale la pena, sería desperdiciar espacio. Mientras tanto los verdaderos culpables es probable que nunca paguen sus culpas. Quedarán sueltos por ahí generando nuevos CroMagnones. No sorprende. Al fin y al cabo es Argentina.
No quiero terminar este post sin expresar mi apoyo a los familiares de las víctimas que no entraron en el circo político y mediático y que nunca estuvieron de acuerdo con todo esto.